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Misión

“Evangelizar siendo manifestación permanente del amor gratuito de Dios;
comprometidos en la construcción de un mundo más fraterno,
a través de la educación y promoción integral y liberadora de la persona”


  • La misión, que es nuestra razón de ser, está estructurada en torno a los principios del humanismo cristiano, tal y como recoge nuestro ideario: “los Centros Educativos dependientes de la Congregación son signos de la presencia de la Iglesia al servicio de la sociedad, en el campo de la educación”.

    Como centros católicos estructurados en torno a los principios del humanismo cristiano, la misión nos llevará a vivir una espiritualidad que crece con sus gestos, aprendizajes, obras y personas, teniendo como referente el Evangelio, la encarnación de la fe en la cultura y en el tiempo, y el respeto a la pluralidad de credos, de ideologías y valores.

    Partiendo de esta idea y de la realidad que nos rodea, vemos nuestra razón de ser:

    • La verdad, como principio y fundamento de la vida académica y del diálogo fe- cultura. Atentos y en búsqueda permanente para responder a las necesidades de cada momento.
    • El bien, que implica valorar a la persona y su dignidad desde el amor, la libertad, la justicia e igualdad de derechos. Nos compromete con ella para acompañarla en su formación integral, desde la calidad educativa.
    • El Amor de Dios, que nos hace sabios y santos. Una Escuela que vive, confronta y celebra la fe desde el compromiso con las necesidades que la rodean, en especial donde sea más necesario.
    • La educación es el mejor servicio que se le puede dar a un pueblo. Educación abierta a lo nuevo, a la innovación, a las nuevas tecnologías, con capacidad de adaptación a nuevos métodos, a nuevas formas y dispuesta siempre a una formación continua. Con conciencia de los nuevos tiempos para adaptarnos a ellos, buscar soluciones y proponer nuevos proyectos.

  • Partiendo de la realidad presente y cercana pretendemos ver y prever el futuro con sus avances y carencias, ser generadores de ilusión y mantener el sueño del Padre Usera: “Actuar en favor de la persona, sin excluir a nadie, y esto porque amó a los demás en Jesucristo, que según sus palabras, es el mejor y más desinteresado amor”.

    Por eso, nuestra fuente de inspiración es:

    • La ilusión en nuestra tarea educativa.
    • Un clima que favorezca el proceso educativo.
    • La Autonomía de los centros para conseguir la gestión que permita una modernización de los mismos con el fin de mejorar la calidad docente.
    • Un equipo directivo como motor de la dinámica del centro que motive y anime a todos los miembros de la Comunidad Educativa a una corresponsabilidad en el Proyecto común.
    • La Espiritualidad, que nos lleva a la madurez personal, a un compromiso social y cristiano a través de la realización de proyectos insertados en la realidad que vivimos.
    • La Creatividad, para convertir a los alumnos en protagonistas de su propio aprendizaje donde el educador se convierte en la figura que acompaña y guía ese proceso. Docentes capaces de formar a los alumnos para que sean ellos los que preparen y lideren sus propios proyectos.
    • La Multiculturalidad, abierta a las distintas culturas, religiones y costumbres, promoviendo la convivencia en paz y libertad.
    • En red, la Escuela Amor de Dios quiere ser una escuela abierta a lo nuevo, diversa, creativa y creadora de conciencia crítica, a la vez que integradora de lo que somos y de lo que queremos ser.

  • Los valores se convierten en referencia permanente de la misión Amor de Dios. Valores que actúan como motores que movilizan el Proyecto Educativo, cualidades que tenemos y que configuran nuestra identidad. Nos orientan a la hora de tomar decisiones, resolver problemas o enfrentarnos a los retos del futuro.

    Valores que enriquecen a la persona, la familia y la sociedad con sentido cristiano, emanados desde el estilo y carisma de Jerónimo Usera. Valores que son el reflejo de lo más positivo que tenemos, generan dinamismo y construyen nuestra cohesión comunitaria.

    Partiendo de esta idea y de la realidad que nos rodea, la fuente de energía que nos alimenta colectivamente es:

    • Compromiso y responsabilidad. Estamos comprometidos con la Misión Compartida y somos responsables en nuestra tarea del día a día. Estamos disponibles ante las exigencias de cada momento, disfrutando con nuestro trabajo y asumiendo nuevos retos.
    • Amor. Educamos “en el amor”, traducido en cariño y cercanía; “por amor”, traducido en comprensión y visión positiva de los acontecimientos; “para amar”, a uno mismo, a los demás y a Dios encarnado.
    • Gratuidad. Vivir y expresar la gratuidad del amor es la motivación profunda de toda nuestra acción educativa.
    • Alegría, que nace del interior; fuente de entusiasmo y felicidad para realizar nuestra misión educativa.
    • Acogida, acompañamiento. Somos centros caracterizados por un ambiente de familia, donde la cercanía, la sencillez y la acogida, facilitan la convivencia y hacen posible la comunión.
    • Solidaridad, que nace de la generosidad y el sentido de la justicia; esto nos mueve a colaborar con los demás, especialmente, con los más débiles.
    • Trabajo cooperativo, que nos ayuda a conseguir una interrelación de los centros, que abarca a educadores, educandos y familias, y potencia la participación de todos en el mayor número de actividades.
    • El bien y la verdad, que nos ayudan a mantener una visión optimista y esperanzada de las personas, del mundo y de la educación, viendo en ellos la presencia de Dios y las oportunidades para la felicidad.
    • Trascendencia, para aprender a mirar el mundo, las personas y la historia desde una perspectiva que permite su apertura a una realidad última (Dios) donde encuentran su pleno sentido y realización.