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Fallece Sor María Morillo Cabezón

Fallece Sor María Morillo Cabezón

Este pasado domingo 26 de febrero Sor María Morillo Cabezón ha fallecido en Zamora después de toda una vida dedicada a la educación y al Amor de Dios.

Desde la tristeza por la pérdida de alguien tan querido, pero, al mismo tiempo, desde la tranquilidad que da saber que tuvo una vida plena, trazaré una breve semblanza de María, compañera, amiga y maestra, en el sentido más pleno de la palabra, porque poseía ese tipo de sabiduría que se refleja en la manera de actuar de las personas que dejan huella.

Su vida, como la mayoría de las religiosas y religiosos, estuvo llena de cambios y experiencias en distintos lugares, que comprobamos al repasar de manera sintética algunos momentos.

Ángela Morillo Cabezón nació en Malva (Zamora) el 24 de julio de 1937 en una familia muy católica y humilde. Sus padres Ángel y Demetria educaron a sus hijas en el amor a la familia y a Dios. Fue la quinta de ocho hermanas, de las que sobreviven tres. Ya desde su infancia destacaba por su interés en la escuela, su inteligencia y su bondad en las relaciones con sus hermanas, primos y compañeros. Con quince años decidió que quería ser monja, sus padres la apoyaron y entró en el convento de Toro (Zamora), actual Casa Fundacional, de las Hermanas del Amor de Dios. Allí hizo el noviciado tomando los hábitos con el nombre de Sor María Erundina de la Virgen del Tobar, el 25 de marzo de 1953; profesa dos años más tarde el 26 de marzo de 1955 en Zamora.

Sus destinos han sido muchos: Bullas (Murcia), donde realizó sus estudios de Magisterio; Berja (Almería); Caudete (Albacete); Vitoria, donde se presentó en 1970 a las oposiciones a la administración y donde ejerció en un colegio público durante un año y medio; Zamora; Madrid, en el Gobierno Provincial de la Congregación; Alcorcón (Madrid); Cádiz y el último Zamora. Prácticamente en casi todos los destinos realizó funciones en la dirección de los colegios, menos en Vitoria y en Madrid.

Cuando recordaba los primeros años de religiosa, siempre lo hacía con una sonrisa a pesar de las dificultades y problemas sufridos en la época. En los colegios se involucró por completo y ha sabido integrarse dentro de las diferentes comunidades educativas, aceptando sus peculiaridades como riqueza. En este camino sus pilares, su apoyo y guía incondicionales han sido su fe en Dios y su convencimiento de la misión marcada por la obra del Padre Usera.

En Cádiz pasó dos décadas siendo Titular del Colegio Amor de Dios y, durante cuatro años, también del Colegio de Nuestra Señora de Lourdes. Evidentemente, esta etapa es la que mejor conozco, he sido testigo de todo su buen hacer, que no podría recoger en estas breves líneas. En Cádiz, María ha dejado muchos amigos, compañeros, padres y alumnos que la han querido y que la han echado y echarán de menos. Su labor ha sido encomiable, trajo un aire de modernidad al colegio, de innovación, de acuerdo con su forma de ser y su curiosidad innata, que la impulsaba a intentar estar en la vanguardia educativa, siempre en continua formación de sí misma, fomentándola a su vez en sus profesores para dar a sus alumnos las mejores herramientas.

Su generosidad y su capacidad de escucha conquistaron a sus claustros. Esa inteligencia emocional, de la que hablamos tanto ahora, se encuentra entre uno de sus rasgos más sobresalientes unida a una mirada positiva e ilusionada de la vida, incluso en momentos muy duros de enfermedad por los que pasó, que la hicieron ser paciente y saber esperar los tiempos.

También fue miembro en organizaciones dentro de la Iglesia, en instituciones civiles y en múltiples comisiones en las delegaciones de educación de las provincias donde ejerció. Su capacidad para trabajar en equipo, su visión realista y analítica, su perspectiva amplia y avanzada de los aspectos educativos y otros temas diversos hacían que fuera demandada en estos círculos. Durante los años que formé parte de su equipo directivo, he podido comprobar cómo la llamaban en muchas ocasiones desde colegios de nuestra propia congregación y desde otras instituciones religiosas y siempre se mostraba dispuesta a ayudar, asesorar y aportar.

Otra de las actividades a la que María se dedicó es a la organización Encuentro Matrimonial. Comienza en Zamora en 1983; por motivos de su cargo en la congregación lo tiene que apartar durante unos años, para retomarlo cuando la destinan en el colegio de Alcorcón. Desde entonces continuó con esta actividad en la que se sentía útil y le proporcionaba grandes satisfacciones.

En AESECE ha formado parte de la Junta Rectora Nacional y de la regional de Andalucía durante estos últimos veinte años en los que estuvo de directora en Cádiz. Para ella suponía un lugar de encuentro, de conocimiento de la realidad de otros lugares del territorio nacional y de enriquecimiento, donde forjó amistades que valoraba como un tesoro.

Ya jubilada y con su último destino en Zamora, comenzaba un tiempo para cuidarse, tiempo para hacer lo que le gustaba: leer, andar, escuchar tertulias en la radio, orar… pero siempre dispuesta a aportar su experiencia cuando se le solicitaba. Las nuevas tecnologías facilitaban que María siguiera a su colegio con sus ánimos y comentarios que a la Comunidad Educativa de Cádiz nos aportaba mucha alegría.

Esta zamorana, contagiada de tantas tierras y gentes, volvía de nuevo a su rincón natal. En la comunidad del Colegio Nuestra Señora del Rocío la esperaban sus Hermanas; allí desempeñó otras funciones. Pero las enfermedades y algunas caídas provocaron que esos proyectos que tenía no pudieran realizarse.

Los que hemos tenido la suerte de que pasara por nuestra vida le damos gracias por ese acompañamiento, por sus enseñanzas, su cercanía, cariño, por ayudarnos en lo que podía. Fiel a su decisión de vida, María es un ejemplo de la pedagogía de Usera, que mantenía que “la maestra es el mejor libro” y la alegría la mejor manera de llegar a los niños. El deseo de cumplir con su misión la llevó a ser una excepcional educadora, una gran mujer y buena Hermana del Amor de Dios.

La Congregación de Hermanas y las Comunidades a las que perteneció, la Comunidad Educativa del Colegio Amor de Dios de Cádiz y de otros centros en los que ejerció, agradecemos las innumerables muestras de cariño hacia su persona, todas las palabras y acciones que estamos recibiendo son reconfortantes. Sor María se lleva mucho amor, porque también lo dio. Aunque muy tristes por su partida, damos las gracias a Dios por su vida, estamos seguros que descansa y goza del Señor y, cerquita del Padre Usera y de otros muchos que ya partieron, seguirá intercediendo por todos y por la Misión Amor de Dios.

Gracias, Sor María. Gracias, amiga.

Ana Cornejo Flores

Directora General

Colegio Amor de Dios de Cádiz

Etiquetas: Pastoral, Infantil, Primaria, Secundaria, Bachillerato, Educación Primaria, Educación Secundaria, Educación Infantil