Mes de María
MAYO: MES DE MARÍA
Comenzamos el mes de mayo y, de una forma más especial, nos acordamos de nuestra
madre celestial. Dedicamos el mes más florido y alegre del año a la Virgen María, a
ELLA que es nuestro amparo en los peores desvelos y sufrimientos, que es espejo de
sencillez y humildad. Constantemente amorosa y fiel con todos sus hijos, consuelo para
nuestras penas, pero también esperanza, caridad y llena de fe.
Es María, virtuosa Madre, a la que no nos cansamos de mirar y pedir con humildad y
devoción que no nos suelte nunca de la mano, que sea siempre nuestro cobijo, que
sintamos su cálido abrazo y sepamos refugiarnos bajo su manto, como una madre arropa
a todos sus hijos.
La Virgen, a lo largo de su vida, se mantuvo fiel a Jesús: lo animó en su obra, como en
las bodas de Caná, cuando se terminó el vino y, María, atenta en todo momento de los
demás, tuvo ese gesto de cercanía con los novios pidiéndole a su Hijo que mediase y
aliviara el malestar de los contrayentes en su día más especial. Con este hecho María
nos enseña a estar pendiente de los que nos rodean, a empatizar con ellos y también nos
hace ver que podemos contar con su intercesión ante Dios.
Como una fiel madre acompañó hasta el final a Jesús, sufriendo su dolorosa despedida
en la Cruz, su corazón se desgarra ante tanto dolor, pero a pesar de eso nos muestra que
no debemos perder la fe. Y como no, María celebra con gozo y alegría la Resurrección
de Jesús, nos enseña a no perder la esperanza porque Dios siempre cumple con su
palabra.
Tradicionalmente, durante todo el mes de mayo y como muestra de nuestro amor, se
ofrecen flores a María. Los altares se adornan vistosamente. Ofrezcamosle nosotros
también, nuestras mejores flores: flores que podemos convertir en gestos de cariño,
atención y cuidado hacia los demás. No hay mejor manera de obsequiar a nuestra Madre
que sintiéndonos hermanos y actuando con verdadera fraternidad.