Cuaresma 2022: Sembrar para darse a los demás.
Comenzamos la Cuaresma hoy, miércoles 2 de marzo, con la celebración de la imposición de la Ceniza, gesto con el que recordamos nuestra fragilidad humana siempre necesitada de la misericordia liberadora del Padre.
El Papa Francisco nos llama en este periodo de Cuaresma a hacer el bien y a no desfallecer, actuando con perseverancia y paciencia, para así cosechar los frutos a su debido tiempo. Sembrar para cosechar, pero con las vistas puesta en los demás: sembrar para darse a los otros. Esa es la auténtica belleza de esta cosecha, poder compartir los frutos con nuestros hermanos, alejarnos de la avidez y la soberbia que nos lleva a acumular más y más pertenencias materiales y que nos dejan vacíos de lo más importante, sensibilidad y humanidad para estar alerta y comprender lo que sucede a nuestro alrededor.
Nos recuerda también el Santo Padre que, para Dios no se pierde ningún acto de amor por pequeño que sea. Sigamos este precepto y respondamos con amor al prójimo, al desconocido, al enemigo, al más necesitado, sea cual sea su carencia. Que nuestra respuesta sea siempre el amor.
Por otro lado, la Cuaresma es tiempo también de renovación, de reflexión y por supuesto de conversión. Durante este periodo se nos invita a reflexionar también sobre nuestras propias “cruces” personales. Aquellas con las que cargamos todos los días. Todos soportamos una que debemos aprender a llevar para al final salir triunfadores, pero no debemos caer en lamentos que nos tienten a abandonar el camino de la esperanza y el optimismo, así como a desistir en nuestro empeño de superación. Al contrario, aprendamos a pedir al Señor fortaleza para salir adelante. Debemos recordar que Dios nunca nos dará una cruz que no podamos soportar. Pidamos pues, al Señor. Él siempre estará listo para responder a nuestras llamadas. Depositemos nuestra confianza en el Padre.
Dios nos da infinitas posibilidades, nos acoge y perdona siempre con su eterno amor y misericordia. Esta Cuaresma regresa a la Casa del Padre, abrámonos al proyecto de vida que Dios tiene para cada uno de nosotros desde la oración, el ayuno de aquellas cosas que nos alejan del camino a la conversión y la entrega a los demás. Estos deben ser los pilares en los que apoyarnos para recorrer el camino de la Cuaresma y encontrar la reconciliación fraterna.
Dediquemos nuestra oración, especialmente en este tiempo de Cuaresma, no sólo para el bien personal, ahora más que nunca el mundo necesita de nuestra oración conjunta para que pronto se alcance la ansiada PAZ en el mundo.
