NAVIDAD 2021
Navidad 2021: De camino a Belén
Llegamos al final del periodo de Adviento, tiempo de preparación, oración y reflexión y nos encontramos ya con las vistas puestas en la Navidad. Con ella se avecinan días de descanso, de pasar tiempo con la familia, de reencuentros. Pero, en la recta final del camino del Adviento, hemos de detenernos una vez más para encontrar el verdadero sentido de estas fiestas que en breve nos disponemos a celebrar y, en esta parada necesitamos formularnos algunas preguntas. La primera de ellas debería ser para encontrar y conocer los detalles que conforman la historia de la Navidad: ¿Cuál es la verdadera historia de la Navidad?
Han pasado muchos años desde aquella primera vez y la historia sigue estando muy viva y presente en nuestra sociedad. Comprenderemos su auténtico significado y conexión con el mundo actual haciendo un breve recorrido por los momentos más importantes que rodearon y llenaron de sentido, aún más si cabe, el nacimiento de Jesús.
En primer lugar, tenemos que remontarnos hasta Nazaret, a aquel momento de la Anunciación, del “si” de la Virgen María que cambiaría para siempre el rumbo de la humanidad. Un sí valiente, desde el amor y la confianza plena en Dios. El ángel Gabriel le dijo a María: No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios; vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús (Lucas 2, 30-31).
¿Somos valientes como María y escuchamos los deseos y voluntades de nuestro Señor? Después del momento de la aceptación de la Virgen, otro instante clave a destacar es el largo y duro viaje que, desde Nazaret hasta Belén, tuvo que recorrer María, embarazada y a punto de dar a luz, a lomos de un burro por el desierto, acompañada por su esposo: San José, quién siempre caminará a su lado, amoroso, fiel y abnegado. Pero si difícil fue ese trayecto, el corazón se conmueve al comprender qué más grande era la fe de ella y su responsabilidad por cumplir con la promesa de tener al Salvador y al hijo de Dios en sus entrañas.
¿Es nuestra fe y responsabilidad con el Padre tan grande como para llevar a cabo sacrificios que nos saquen de nuestra zona de comodidad y seguridad? En Belén, María y José se encuentran solos, cansados tras un largo recorrido, sin cobijo donde descansar y a punto de dar a luz. Allí experimentan la exclusión y el rechazo, son tratados como forasteros, las puertas se cierran a su paso en una ciudad bulliciosa donde nadie parece compadecerse de ellos. Tan sólo un pobre posadero, tras ver la situación se conmueve ante el estado de María y les ofrece su pequeño establo “al menos allí podrán descansar y pasar la noche al cobijo de los animales” debió pensar aquel hombre.Y sucedió que, mientras ellos estaban allí, se le cumplieron los días del alumbramiento, y dio a luz a su hijo primogénito, le envolvió en pañales y le acostó en un pesebre, porque no tenían sitio en el alojamiento (Lucas 2, 6-7). ¿Estamos dispuestos a sufrir el rechazo, el abandono y las críticas de los demás por proclamar nuestra fe?
Terminemos de preparar nuestros corazones, pongamos patas arriba nuestras vidas y preparémonos para recibir a Dios dentro de cada uno de nosotros. ¡Ya llega, date prisa y abre tu casa de par en par, el Señor quiere nacer dentro de ella!
La Navidad es un periodo de alegría, celebrémosla desde el gozo que experimentamos los cristianos por el Nacimiento del Niño Jesús. Dios se hace hombre para traernos vida en abundancia y ofrecernos la salvación, pero, además, escoge nacer en un lugar humilde, alejado de las comodidades y los lujos del mundo. Dios nos deja claro desde su nacimiento que Él está y estará siempre al lado de los más pobres, los necesitados, los más humildes y sencillos y, además, nos ofrece un modelo en el que mirarnos para encontrarnos con el Padre.
¡Feliz Navidad!
